Entrevista a Erika en la Guía Intermedio
La Buena Onda de Latín American Idol
Terminada la etapa de audiciones en Buenos Aires, Caracas, Bogotá, Panamá y Ciudad de México para encontrar al nuevo ídolo pop de Latinoamérica, Monchi Balestra y Érika de La Vega, anfitriones del reality show más popular que reúne a la comunidad latina, se preparan por tercera vez para ser la cara amable y divertida en la búsqueda más dramática de una oportunidad en la industria discográfica de habla hispana.
Con un gran despliegue de humor, compañerismo y profesionalismo, Érika y Monchi han hecho de “Latin American Idol” –LAI- un show con identidad propia, en el que semana tras semana nos vemos identificados con la angustia y alegría de nuestros hermanos de otros países latinoamericanos, siempre guiados por la irreverencia contagiosa de Érika y la frescura de Monchi.
¿Como fueron sus inicios en el mundo del espectáculo y los medios de comunicación?
Monchi: Cuando era muy niño, me la pasaba jugando a la radio y esas cosas. Fue pasando el tiempo y me lo tomé más en serio. Cuando tenía unos 16 ó 17 años hice un programa de radio; luego a los 20 me fui de viaje y cuando regresé me mudé a Rosario, una ciudad más grande de la Argentina, y con más oportunidades. Allí me iba tan bien con el medio que decidí trasladarme a Buenos Aires, donde estuve en varios programas de TV, entre ellos uno similar a “Family Bussines” que se llamaba “100 argentinos dicen”, y fue el que me abrió las puertas para Latin American Idol.
Érika: Me inicié en la radio con el programa “El monstruo de la mañana”, haciéndole compañía a Luis Chataing, en Caracas. Esto fue realmente un proceso de adaptación porque yo no tenía experiencia en radio, menos en ese horario y menos aún con la velocidad de un personaje como Luis Chataing. Hay una anécdota que cuenta mucho Luis, y es que a mí me iban a botar del trabajo un viernes porque, después de tres meses, yo no me despertaba, no sabía leer nada, no daba ‘pie con bola’, pero el miércoles anterior a eso me “desperté” y dije algo gracioso que a Luis le gustó, el jueves dije algo parecido, estaba más pila, y pararon mi despedida y me salvé (risas). Pero fue muy difícil, porque Chataing es muy exigente con su trabajo, y de verdad sin eso no hubiese tenido la mitad de las cosas que tengo o que sé ahora.
¿Qué características destacas el uno del otro en cuanto a su trabajo como conductor o como persona?
Monchi: ¡Que es caribeña! (risas)… ¡Lleva el regaetton en la sangre! Érika es una excelente persona, nos la llevamos muy bien, es muy profesional pero también es muy relajada; a veces es un poco temperamental pero es algo que ya sé sobrellevar, yo la aguanto y ella me aguanta, es un trato.
Érika: A Monchi le gusta divertirse, le gusta mucho apoyarse en la otra persona al igual que a mí. Es una persona transparente, no se entiende sus propios chistes (risas) y es muy relajado, sin pretensiones, a pesar de ser argentino; ese es un mito urbano, la mayoría de integrantes del equipo son argentinos y son fabulosos, además se ríen de esa fama que tienen. Monchi me ofrece la amistad que todo hombre ofrece, esa amistad sencilla, descomplicada.