Erika
 
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Entrevista a Erika en la Revista Sala de Espera

Erika va por más

 



Vuelve en Latin American Idol y tiene nueva compañía en la radio. Se multiplica y está en todos lados: Erika de La Vega es un poco como la novia que todos quisieran tener. Y ese “todos” puede que se extienda por el continente porque ella repite animando la segunda temporada de Latin American Idol cuyas audiciones arrancan en marzo en Caracas

Dice que algo extraño sucede con ella: que no suele ser reconocida en la calle. Incluso aquí en Venezuela donde su cara y su voz se multiplican a diario en avisos de prensa, programas de radio, apariciones en televisión, comerciales, portadas de revistas. “Creo que me veo muy distinta con el maquillaje y las luces”. Es cierto: hay algo en este rostro… No es el mismo de las fotos, no es el mismo de las cuñas. “Solamente cuando hablo es que logran identificarme”. Ese “fenómeno” puede que muy pronto deje de ocurrir. Erika de la Vega ya estuvo en las pantallas de 23 países como conductora –junto al argentino Monchi Balestra- de la primera edición del exitoso reality show de Sony Entertainment Television, Latin American Idol. Y volverá a estar en la segunda temporada que será transmitida, nuevamente desde Buenos Aires, a mediados de junio próximo. Así que será otra dosis continental de esta venezolana que ya tiene las maletas listas para la gira de preselección de candidatos a estrellas que esperan –en marzo- al equipo de Latin American Idol en Ciudad de México, Bogotá, Buenos Aires y Caracas.

 

¿Qué balance haces de la experiencia en el show?

En lo personal, me vine muy nutrida porque tuve la oportunidad de vivir sola, en otro país, de conocer otra manera de trabajar. Tuve la oportunidad de retarme a mí misma. Fueron muchas pruebas, una tras otra. Y al llegar acá -aparte de sentirme muy cansada- sentí que lo había logrado. Esto no solamente fue un reto para los participantes, sino también para todo el equipo.

 

¿Qué fue lo bueno, lo malo y lo feo de hacer Latin American Idol?

Lo bueno, pues la experiencia en sí; darme a conocer en 23 países gracias a la pantalla de Sony; y haber superado la prueba de la primera temporada. Gracias a Dios y a todo el equipo que trabajó muy duro, salió bien. Y debido a ese éxito viene la segunda temporada. De malo, no le veo nada. Quizás que me perdí muchos momentos aquí con mis amigos, pero de verdad que no le veo nada malo. Aunque sí, una sola cosa: el invierno. Nosotros somos “tropicalientes” total y adaptarse a ese frío no estuvo fácil. ¿Lo feo? No sé, de repente la incomunicación con mi gente: estar viviendo esa experiencia sola. Quizás sí fue feo en el momento, pero cuando te das cuenta de que lo superaste terminas por decir: “qué más viene que voy con todo”. Y obviamente me quedaron ganas inmensas de volver a hacerlo, de volver a tomar aviones y vivir la gira, que es la etapa más emocionante: es como tomar un avión con un circo para ir por tantas ciudades y pasarla bien y comer muy rico. La primera experiencia fue maravillosa y la segunda, ahora que ya sabemos dónde estamos parados, va a ser mejor. Creo que mi actitud del año pasado era aprender, como si estuviera estudiando porque, aunque tenga tantos años en esto, para mí fue un comienzo. Mi posición este año es disfrutarlo más, ya sé a lo que voy, sé de qué se trata y le voy a sacar más partido a lo bueno.

 

¿Cuál fue para ti el personaje más extraño o estrambótico que pasó por esas audiciones?

Una brasileña en México, que fue toda una tragedia: se largó en llanto cuando no la aceptaron. La tanda de las audiciones es muy loca. Hubo una chica que fue vestida de monja y decía que ese era el día en el que ella decidiría si se dedicaba a Dios o a la música. ¡Imagínate! Dependía de la decisión del jurado. ¿Cómo es eso? Hubo otra que llegó con una flauta y tuvieron que explicarle que allí se iba era a cantar…

 

¿Y se reúnen ustedes con el jurado y los demás a chismear sobre los participantes?

Claro, chismes van y chismes vienen: quién se da los besitos con éste, quién con el otro, quién tiene novio y porqué anda con ésta… es muy divertido, la verdad. Y yo los acuso a todos. Cuando me preguntaban yo decía, “sí, creo que esos son novios y aquellos se gustan…”.

 

Terminadas las grabaciones ¿no quedabas harta de todo el mundo y te ibas a casa a estar sola?

Totalmente… Y además, en las grabaciones los chicos cantaban en todo momento. Hasta pedían agua cantando. ¡Ya paren de cantar, Dios, denle paz a la mente de los humanos que son normales! Por suerte eran bien afinados… De todas maneras hice un grupo allá, incluso me encontré con muchos venezolanos. Pero sí, siempre estás con ellos y llega un momento en el que necesitas hacer otras cosas. Y además, está la experiencia de conocer la ciudad y tener el tiempo para caminarla fue bien rico. Y más para uno que como caraqueña no estás acostumbrada a caminar.

Estando entre tanto cantante y buscando desconectarte de estos muchachos gritando todo el día, ¿qué descubrimiento musical hiciste en Argentina?

Aunque conocía algo de su música, a Jorge Drexler como que lo descubrí finalmente en Argentina. Fue mi acompañante en esos meses. Creo que es el artista de quien tengo más canciones en mi iPod. Descubrí a Calamaro, de quien nunca fui muy fan. Lo aprendí a escuchar ahora. A Fabiana Cantilo, con su disco de covers de otros músicos argentinos. Conocí a los muchachitos de Airbag, que están como creciendo. Y a Petinato, que hace televisión pero también es músico y fue saxofonista de Sumo. En televisión, Petinato para mi fue un gran descubrimiento con su programa Duro de domar. Fui a las grabaciones y todo, como una fan. Y a las de Caiga quien Caiga, de Mario Pergolini, quien me parece un genio.

 

Encontraste variantes en televisión también…

Claro. Me encontré con gente con la que coincides, que manejan la irreverencia sin importar la edad que tengan. Digamos que el argentino tiene una forma de hablar más libre, se pueden expresar de la misma manera en que lo hacen en la calle, sin filtrar palabras. Y eso me gustó. Y Caiga quien Caiga me pareció uno de los mejores programas en el mundo, unos tipos que se meten con quien sea y se meten en mil problemas. Esos meses tuve tiempo de leer, de ver televisión, de escuchar otras cosas, de abrirme otros canales en mi cerebro que no los tenía abiertos… No puedo venirme de otra manera sino nutrida y llena de cosas que contar… o no contar, porque es que en esa ciudad te vas nutriendo sin darte cuenta.

 

¿Conducir Latin American Idol te generó otras propuestas?

Sí y no. En Argentina sí, pero no era lo que yo buscaba porque iba más por actuar en una de esas revistas teatrales. Pero para este año sí tengo planes de desarrollar algunas propuestas con productoras de allá. Ojalá tenga el tiempo. Me encantaría hacer televisión en Buenos Aires porque siento que tienen una maldad y un gran swing en los programas y me gustaría explorar eso.

¿Qué es lo que te ves haciendo en la televisión latinoamericana?

Quiero hacer un talk show… molestar un poquito. Me gusta divertirme y trabajo en la televisión porque me divierto, aunque lo que he hecho no sea todavía el concepto de programa que quiero desarrollar. Latin American Idol es una gran oportunidad para darme a conocer, pero no es un espacio que me permita expresar mis opiniones, decir lo que pienso, tener invitados. Quiero un talk show tipo Ellen Degeneres. Siempre he tratado todo a través del lente del humor y el sarcasmo, hasta mi vida personal.

 

¿Te planteas un talk show clásico: sentada ante un escritorio, con tu vaso de agua y dos o tres entrevistados en un sofá?

Exacto. Y un sketch y morirnos de risa y reírnos de las tragedias de la vida. Eso me haría feliz.

Y este año cambiaste a Luis Chataing por un señor mayor y por un muchacho en tu nuevo programa de La Mega, A la cuenta de tres…

Sí. Pero la verdad es que no fue mi decisión. Obviamente, me lo ofrecieron y yo decidí hacerlo. A mi me gusta trabajar con Luis y es muy fácil ser dependiente de Luis porque él siempre ha sido la cabeza creativa de todos nuestros proyectos. Es muy fácil depender: él crea y yo ejecuto. Creo que esa siempre ha sido mi manera de trabajar con él. Cuando dejé de hacer radio con Luis e hice mi propio programa con Ana María Simons, Las dueñas del circo, empecé a producir, comenzamos a crear y a llevar nuestras ideas a la radio y nos sentíamos las mujeres maravillas. Y después me devolvieron con Luis. Y yo se lo dije: “después del avance que tuve me pusieron contigo otra vez y siento que esto es como un atraso”. Me quedé tres años con Luis y ahora que vuelvo a tomar el control de un programa, te das cuenta que es un proceso natural pero lento, que llevar el control te convierte en algo así como el Chataing, en la persona exigente, no muy simpática. Es como Popy cuando hacía de payaso y de productor con la misma cara y la gente no entendía porqué Popy tenía ese carácter… ¡y es que Popy era productor y director de su propio programa!

 

¿Por qué parece que Henrique Lazo está todo el tiempo explicándole a Iván Matta quién y cómo eres tú?

Porque Iván no me conoce. Y yo no conozco a Iván. Y Henrique Lazo me conoce desde hace como siete años, pero Iván no tiene ni idea de quién soy.

 

 
web creada por Felipe Rangel  
  NOTICIA
A todos los que visitan la web, gracias por el apoyo

Erika de la Vega sigue realizando el programa Radial Un Mundo Perfecto con Ana Maria Simon, por la Mega....

MUY PRONTO LA PAGINA REALIZARA EL MEJOR CAMBIO
-aprovechamos para dar un saludo a los chicos de dando la nota-

 
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